martes, 31 de mayo de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #171)




A paso lento escapábamos del matadero. Pobre Ringo, trotar con nosotros encima parecía fastidiarlo. La noche cálida nos teñía de negro pero a mis espaldas el zumbido se hacía más intenso. Tan enérgico como intranquilo giraba mi cuerpo. La integridad de Erchudichu pendía de un hilo. Miles de abejas perversas formaban un cerco horrendo con aguijones inmensos que a duras penas me dejaban entreverlo. Mi espíritu solidario me forzaba a bajar del caballo para socorrerlo. No podía dejarlo morir, mucho menos ser testigo de su aniquilamiento. Nuestra raza ha logrado apenarnos por cosas que ni siquiera tienen sentimientos. Nos urgía rescatarlo de ese cepo nefasto que al menos medía cinco metros de diámetro y salvajemente se iba reduciendo. La crueldad de aquella cosa me dejaba sin aliento. Nuestro zángano nos había salvado y nosotros permanecíamos indiferentes a su tormento.

   

lunes, 30 de mayo de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #170)


Fue en esos instantes de dominante incertidumbre cuando Sofía se inclinaba hacia delante para alcanzar el cuello del caballo y comenzar a acariciarlo. No lo podía creer, lo estaba mimando. Su gesto enternecía pero la noche caía y no hallábamos una salida. El indiecito se había perdido de vista, el cuerpo inclinado de Sofía lo cubría. Curiosamente el caballo volvía a expulsar unos relinchos. De pronto sorprendía con un trote lento hacia el interior del bosque. Necesitaba cariño. Para nuestra dicha, nuestro zángano entretenía con éxito el enjambre tan temido.


EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #169)


Algo raro estaba pasando. Nuestro zángano dejaba de girar alrededor del caballo y se hacía a un lado, pero tan pronto como un rayo ascendía volando, con un sinnúmero de laboriosas abejas siguiendo sus pasos. No le atacaban, le rodeaban, como si buscaran escoltarlo. Lo único que nos faltaba: que esos insectos extraños confundieran nuestro aparato con un ser supremo.


domingo, 29 de mayo de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #168)


¡Bajemos, corramos, huyamos!, se impacientaba, viendo como el enjambre macabro desarmaba el cerco de insectos que nos tenía acorralados. Parecía mentira pero sus caprichos equinos nuevamente impedían nuestra salida. Estaba estaqueado el desgraciado, y Erchudichu seguía girando. El indiecito voceaba, malhumorado. Por mi parte tiraba talonazos pero Ringo los desobedecía, con una indiferencia que hasta me brotaba sarpullidos. Solamente levantaba las orejas y en ocasiones giraba el cuello, en clara señal de desafío.


EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #167)


— ¡Milo, explicame qué está pasando!
— No hagamos nada, dejemos que la máquina se encargue de espantarlas.
Efectivamente las abejas no eran tan osadas porque iniciaban la retirada. Nuestro zángano no cesaba de dar vueltas como un furibundo torbellino. No frenaba, al contrario, aceleraba. Intentaba seguirlo con mi mirada cansada y me mareaba. El zumbido se apagaba, nuestro caballo se tranquilizaba. Ya no relinchaba. Tampoco cabeceaba. Ni siquiera habíamos frotado una lámpara mágica.