domingo, 22 de mayo de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #153)


Finalmente arribábamos. Mi chica pendía de una rama a metro y medio del tronco. Me miraba con los ojos achinados. No decía nada, tan solo me observaba, conteniendo lágrimas. La tristeza cubría su cara llena de sopapos. Me apenaba verla en ese estado. Tenía ganas de gritar, como un niño precipitado. La rama bendita que soportaba su peso se había resquebrajado, por eso estaba tiesa, si se movía se rompía en mil pedazos. Mi adrenalina subía. Nuestras vidas peligraban y el sol se perdía de vista en la línea donde la tierra confluye con el espacio.