lunes, 30 de mayo de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #170)


Fue en esos instantes de dominante incertidumbre cuando Sofía se inclinaba hacia delante para alcanzar el cuello del caballo y comenzar a acariciarlo. No lo podía creer, lo estaba mimando. Su gesto enternecía pero la noche caía y no hallábamos una salida. El indiecito se había perdido de vista, el cuerpo inclinado de Sofía lo cubría. Curiosamente el caballo volvía a expulsar unos relinchos. De pronto sorprendía con un trote lento hacia el interior del bosque. Necesitaba cariño. Para nuestra dicha, nuestro zángano entretenía con éxito el enjambre tan temido.